La ruta de Israel es un camino desde una punta del país a la otra, un paseo que se puede hacer en un mes caminando aproximadamente, hay marcas a lo largo de la Ruta que indican el camino a seguir y no es difícil guiarse por ellas.
Una bitácora de experiencias y opiniones a mis 31 años y con tres niños que me han enseñado a gozar la vida como es.
domingo, 30 de mayo de 2010
La Ruta de Israel
La ruta de Israel es un camino desde una punta del país a la otra, un paseo que se puede hacer en un mes caminando aproximadamente, hay marcas a lo largo de la Ruta que indican el camino a seguir y no es difícil guiarse por ellas.
jueves, 27 de mayo de 2010
Coincidencias del Destino
Como la Yaeli tuvo problemas cuando nació, me tomé más tiempo del post natal y también mis días libres para que cuando entrara a la Sala Cuna estuviera más grande y fuerte.
Entró un día domingo, que acá en Israel es el primer día de la semana, cuando la pollita más chica tenía 5 meses y estuvo todo muy bien.
Al domingo siguiente, a una semana de haberla ingresado cuando la fui a recoger me dijeron que estaba media apática y que no quiso comer de mi leche que le había dejado, me llamó la atención, pero ella no tosía ni tenía fiebre así que no me preocupé.
Al otro día no se veía bien y a pesar de aún no tener fiebre nos fuimos al hospital, allá le descubrieron una neumonía fulminante que no fue sintomática, simplemente le agarró los pulmónes y empeoró silenciosamente.
Cuando nos hospitalizaron nos pusieron en una pieza con una ventana interior al cuarto/oficina de las enfermeras, la razón la dió el doctor en su vuelta de rigor con el equipo,-"esta niñita es la que está más grave en este momento"- dijo, y les dijo que tenían que estar atentos a su estado.
Yael dormía y dormía y no despertaba siquiera para mamar su comida, la alimentaban a través de infusión a la vena, mi chiquitita no tenía ni medio año de vida.
Un problema eran mis pobres pechugas que cada 4 horas se llenaban de leche y no había nadie que se alimentara de ellas, así que empecé a sacarme con esas maquinitas lecheras y congelaba toda la leche en unas bolsitas especiales para su mantención.
En Israel al ser hospitalizado un niño es obligatorio que un adulto esté con ellos en todo momento, lo que era muy cansador, por suerte con mi madre hacíamos turnos y así yo podía ir a ducharme a la casa y ver a Samuelito y Gadi, descansar poco y nada, porque me desesperaba por volver al ladito de mi beba.
Las noches apenas dormía porque entre las alarmas de las máquinas y niños llorando no se podía dormir más de dos horas de corrido.
Ahora lo bueno: En aquella hospitalización me tocó conocer a dos mujeres encantadoras y dos niñitos deliciosos.
A la primera que conocí fue a la vecina que estaba a nuestro lado derecho, Liat una chica de Tiberias y su bebé que se llamaba Lía, uno de los nombres que hasta pensé para Yael, tenía cara de risa en todo momento y un pito que sonaba cada vez que inhalaba.
De familia marrocana eran pura felicidad y muuucha comida todo el tiempo, la abuela llegaba con queques, berlínes y galletas todo hecho por ella, una delicia.
A mi lado izquierdo estaba Ofra con su bebé Shalev, ella era una mujer religiosa light, muy inteligente y interesante de hablar con ella. El chiquito era su quinto hijo y hacía unas apneas que lo dejaba sin aire por largos segundos.
Era mi compañera de café, yo tenía vasos de cartón y sobrecitos individuales, le preparaba café y me lo agradecía mucho. Ella y su marido son profesores de una escuela religiosa y tienen otros 4 niños muy educados una copia el uno al otro.
Uno hace lazos de amistad con estas compañeras de luchas, todas queríamos que nuestros pollitos se sintieran mejor, y cuando una tenía pipí o quería ducharse,la otra cuidaba del bebé por unos minutos, hasta recuerdo haber calmado a Shalev una vez que estaba llorando y Ofra se había quedado dormida en la silla al lado de la cunita de su hijo.
En fin, los días son interminables cuando estás con niños en el hospital, pero cambiándonos los juguetes conversando y animándonos entre nosotras se pasaba un poquito más rápido.
Una mañana estaba estirando las piernas y leyendo la planilla médica que estaban a los pies de la cuna de Lía y me dí cuenta que habían nacido el mismo día, que chistoso le digo a Liat, la madre, mira nacieron el mismo día...
-¿Dónde la tuviste? -le pregunté
- "Acá mismo en el Hospital de Poria". (Es el más cercano a Tiberias y a mi kibbutz)
- "Que raro que no te haya visto le dije, y a qué hora nació ella?"
Me respondió que como a las 3 de la tarde, la misma hora que yo entré a pabellón a la cesárea de Yael.
Aún recuerdo los nervios precesárea, al menos esta vez, la última vez, Jorge estuvo conmigo tomándome la mano cuando yo tiritaba en la cama de operación, las dos veces anteriores había estado sola...no se lo deseo ni a mi peor enemiga si tengo alguna por ahí...
-"Para peor," - me dice - "estaba con unas contracciones que te mueres y el anestesista estaba en una cesárea de emergencia, al final la tuve al natural"- y se rió.
Recuerdo la cara urgida de la matrona que entraba a la sala de operación y miraba al anestesista con cara de súplica - "está lista la señora ya, le puedes poner la epidural?" -
Y el anestesista recio decía que no se movía de mi lado porque era una operación de emergencia...
A la tercera vez que la matrona se asomó el anestesista le dijo que si era tan urgente llamara a alguien Emergencias...
A los pocos minutos mi panza estaba desinflada y salía a la luz una niñita preciosa, moradita moradita... la enfermera me dejó darle un beso y me dijo que urgente tenía que ponerle oxígeno y se la llevó, le solté la mano a Jorge y le dije que fuera detrás de ella, cuando sale del pabellón se escuchó un bebé llorar, la matrona nos sonrió para adentro y dijo -"al final la tuvo sin anestesia"-...esa era la Lía y la Liat, pero yo lo supe sólo medio año después.
Aún nos encontramos de vez en cuando en la ciudad, si Tiberias es una ciudad chica, también nos hemos visto en el consultorio y vemos cuan grandes están los niños y seguimos conociendo el resto de la familia.
La primera a la que dieron de alta fue a la chicha de Lía, la que se fue sonriendo preciosa, después mi Yaelita y cuando nos ibamos la Ofra me hacía pucheros porque se quedaba sola en el hospital, le dí un besote gigante a ella y a Shalev, ya que sabía que les quedaba poco también para irse...una semana pasamos juntas, son como unas vacaciones pero con muchísimo trabajo y estrés, pero llegar a casa después de haber vivido aquello, es la mejor sensación.
Creo que tuve suerte de conocerlas, preciosas las dos, una morenaza exótica y llena de vida y una religiosa conservadora simpátiquisima, aprendí de las dos y a mi manera les doy las gracias compartiendo nuestra historia con ustedes.
martes, 25 de mayo de 2010
Cruzo los Dedos
Creo yo que es como si el marido te engañara, tal vez podríamos seguir juntos, pero en el fondo no podría perdonarlo hasta el fin, siempre quedará una manchita negra en el corazón.
Y como todas las cosas negativas tienen un lado positivo, fue agradable recibir el apoyo de mucha gente que vive acá, hoy mismo, antes de las 8 de la mañana una vecina me tocó la puerta, yo lavando platos, en pijama y más encima cocinando, me debo haber visto de lo más Doña Florinda, pero ella entró preguntándome si era verdad, que no podía ser tal la tiranía, me dijo que iban a dejar la embarrada, hacer escándalos y le dije que eso estaba de más, no era necesario, y que de todas maneras mi desición de dejar el kibbutz ya estaba tomada.
viernes, 21 de mayo de 2010
Grandes Decisiones
Hemos recibido una carta que a mi parecer se sintió como un cuchillo envuelto en un pañuelo de seda, sí, tal vez suene cuático, pero me han herido profundamente.
El kibbutz que nos recibió con los brazos abiertos cuando llegamos a este país, nos ha citado a una reunión para conversar sobre mis dos pollos chicos y su continuación en los jardínes infantiles.
Ocurre que Gadi hace 2 años ya estudia en el jardín del Moshav de al lado, Livnim, y ahora nuestro kibbutz quiere que todos los chicos que estudian afuera vuelvan al sistema educativo de nuestra comunidad.
La cosa es que de la nada una carta poco sútil nos dice que lo más probable, es que el próximo Septiembre habrá un artículo en nuestro contrato de vivienda que nos obligue a llevar a los chicos sólo a jardínes de acá, toda una tiranía en mi opinión.
¿Cómo no voy a tener el derecho de decidir donde enviar a mis hijos a educarse?
Lo peor; ¿Cómo no voy a poder tener la libertad de escoger?
Muchas familias en mi misma posición han entrado a un estado de presión terrible, pensando que hacer con el alquiler, los chicos y todos los cariños que se tienen acá.
Estamos a una semana de Junio, el último mes escolar, quedarían después sólo dos meses más, que son de vacaciones, para arreglar muchísimas cosas, uuufff!
Como segunda cosa, mi hija menor, Yael, está en la Sala Cuna de nuestro kibbutz, así que tal vez debería pedir que me renueven contrato por media casa en vez de casa entera. O sea, en serio, no es que estémos desconectados 100%. Samuel mi hijo mayor va a la escuela que va todo el kibbutz también.
Desde otro punto de vista, tal vez necesitabamos ese pequeño impulso para salir de acá e independizarnos. Es más hoy he hablado con el Coso y mi madre de palabras mayores como comprar una casa y cambiarnos de comunidad. Así que es probable que como dice el dicho de la Kabbala ¨Todo sea para Mejor¨.
Pero no creo que sea el caso de otras familias las que están más complicadas que nosotros porque simplemente no hay casas disponibles a nuestros alrededores.
De todas maneras, la herida en el pecho está, la carta dice que somos una familiar ejemplar, con la que nunca se han tenido problemas, pero aún asi tenemos que apoyar económicamente al kibbutz, porque o sino los jardínes infantiles de acá van a cerrar, lo que es una pena pero no mi culpa.
Lo siento, pero mi hijo no es un producto, no se cambia de un lado a otro así como así. Él se queda donde está bien y nadie me lo mueve de allá.
En mi opinión el cierre de los jardínes sería una muestra más de la mala administracion de los kibutzim, las medidas para evitar el abandono de los chicos deberían haberse tomado hace años atrás y no volverse locos a última hora, y por supuesto no cambiar los contratos de arriendo de gente como nosotros que vivimos 6 años en este lugar.
Las buenas noticias es que con mis padres estamos pensando en comprar un duplex y vivir juntos, separados por un piso pero juntos para ayudarnos en caso de que sea necesario, a ellos por casualidad (o destino de por medio), se les acaba el contrato de arriendo en Agosto, lo que quiere decir que si nos movemos rápido y hacemos todo los necesario en dos meses más podríamos estar viviendo juntos.
Sólo D¨s sabe lo que va a pasar, pero estamos en una etapa decisiva y lo más importante es buscar el bienestar de los niños, y si de paso hacemos unos cambios radicales que sean para mejorar nuestra vida, todo será gracias a ellos, nuestros bebés.
Aún queda por decidir si nuestro paso por la vida de kibbutz ha llegado a su fin, sólo el tiempo lo dirá, pero por ahora les vuelvo a advertir... Con mis pollos no se metan!!
viernes, 7 de mayo de 2010
Under Pressure
Estamos en alta temporada, no llegan menos de 30 piezas por día, llegando a ser todas las 72 piezas que tenemos las que salen un día para entrar todas al día siguiente.
Faltan 10 minutos para las nueve de la noche y se me cierran los ojos solos, no he podido domir bien las últimas noches y no tengo un segundo de descanso.
Corro en la mañana despertándo a los niños, preparando sus cosas, los reparto, llego al trabajo donde me espera cantidad de cosas para hacer y de ahí a la rapidita almuerzo, de la nada llegan las 4 y tengo que correr a sacar a los pollos de los jardínes, vuelvo a casa, me saco los zapatos y hay que revisar tareas, tal vez alcanzar a ordenar algo de ropa o lavar un poco de loza, porque para mucho con los niños no da. Han habido días que incluso llevé trabajo a casa, cosa que antes no sucedía.
A veces es difìcil controlar el mal genio y con Jorge nos gritoneamos mutuamente, hasta que se nos pasa, pero no es muy agradable, ojalá uno pudiese dejar el trabajo en la oficina pero eso no ocurre, especialmente porque vivo a menos de 300 metros de la pega y aunque quisiera no me puedo desconectar.
Y como dicen que llueve sobre mojado nuestra Yaelita tuvo una recaída con su último problema, que son las bajas de azúcar, ha estado con nosotros najo observación, 3 días, lo que parece poco pero se hace una eternidad cuando la llevo a la pega,tratas de trabajar y comienza a botar el agua de la máquina de agua, o desparrama toda la mesita que hay con bolsitas de café y azúcar para los invitados.
Aún así es un delicia, me enojo con ella y se pone a limpiar los charcos de agua que dejó.
Los niños también sufren con el estrés del fin del año escolar, ya me llamó la profesora jefe se Samuel para decirme que anda medio desconcentrado y que lo ayudemos a dar el último empuje.
Llamó también su profesor de Aiki, para decir que está en otra las últimas clases y que estemos en contacto porque vienen los exámenes para avanzar de cinturón y no quiere que se estrese.
Gadi que tiene su psicopedagoga, fisiterapia y ayuda extra en el jardín no está penscando a nadie actualmente y ya hemos sido avisados de su baja de motivación, decidimos con Jorge bajarle la carga y dejar de llevarlo a la psicopedagoga, mañana se despide de ella, al menos hasta el próximo año escolar, que comienza acá en Septiembre.
Queda sólo Junio antes de las vacaciones, de verdad espero que pase lo más rápido posible para que todos podamos respirar más hondo y relajarnos sof sof (por fin).