lunes, 14 de junio de 2010

Los abuelos

Puedo decir que mi vida en Israel hasta ahora se divide en dos:
Antes y depués que llegaran mis padres.

La primera etapa que tuvimos acá como familia, Jorguito, Samy y yo, fue de conocernos, de formar familia, hogar.
De llegar con sólo nuestras maletas con ropa a hacer una casa linda y agradable a los amigos que vienen a visitarnos fue algo que construímos de a poco, sin apuros y con mucho amor.

Llegaron Gadi primero y Yael después a nuestra vida y crecimos aún más.
Pero cuando llegaron mis papás vi a mis hijos florecer de otra manera, la conexión que hubo con ellos no fue igual para todos y eso me sorprendió mucho.

Samuel los reconoció y apegó a ellos inmediatamente, mal que mal, fueron sus primeros cuatro años de vida los que compartimos con mis papis día a día, y para él siempre estuvieron presente de alguna forma, cuando ellos llegaron se puso más guagualón y se fue a puro regalonear y hasta a pasar varias noches afuera de casa.

Gadi tenía 3 años cuando ellos llegaron, le fue difícil aceptarlos inmediatamente , pero a un año de la llegada de los abuelos está completamente regalón y no se hace problema hasta para quedarse sólo con ellos.

Yael es la más afortunada ya que no va a tener memoria de NO abuelos en su vida.

Esa chica loca, en el momento en que estamos como a un kilómetro y medio de la casa de los tatas se pone a gritar, llamar al Tata o a la Yaya, aplaudir y reír, como no me va a dar gusto, hasta me emociona cada vez que se vuelve loca por sus abuelos.
En los jardínes infantiles hacen de vez en cuando para las festividades actividades con los abuelos y yo me bajoneaba cuando tenía que ir con mis pollos, incluso creo que más que ellos, porque me sentía un poco culpable de haberles separado del resto de su familia.

El rollo era 100% mío, pero de todas maneras no podía evitar que aquellas fiestas con abuelos me partieran el corazón.

Nuestras cuentas de teléfono no eran pequeñas pero el apoyo a distancia era completamente necesario, lo chistoso es que creo que ahora hablo con ellos menos que antes.

Por otro lado, me dan pena que mis suegritos no puedan gozar a mis pollos, sueño con ganarme el Loto y traérmelos a vivir con nosotros, aunque no estoy segura que aceptarían.

Mi mamá es mi gran consejera, en cuento a maternidad, como esposa y mujer en general, a pesar de ser muy diferentes trato de imitarla lo máximo posible, siempre me dijeron que yo tenía la personalidad de mi papá, extrovertida y buena para tirar tallas.

De a poco, creo que me parezco más a mamá en el sentido de ser algo más seriota y saber reclamar cuando se necesita, aún sin perder el sentido del humor.

Recuerdo cuando era chica que fuimos con mi madre a un café de Providencia y pedí una leche con plátano y un sandwich ave palta, mi mamá pidió un café.

Cuando me pidió un mordisco de mi pan, reclamó, aunque no recuerdo exactamente porque, tal vez el pan estaba duro, el pollo malo, vaya yo a saber, lo único que quería hacer era meterme debajo de la mesa y desaparecer del lugar.

Ahora la que sabe sacar la voz soy yo, y agregándole el condimento israelí/sudamericano, no son pocas veces las que me sacan de quicio y termino levantando la voz, no sin antes avisarles a mis niños en español que la mamá va a gritar un poco pero que no está enojada con ellos, jajaja, al menos eso aprendí de aquella ocasión.
Cuando los niños se me enferman aunque tenga doctor a 15 minutos de casa es más fácil pedirle la opinión a mamá, mal que mal yo y todos mis hermanos somos mamones...creo que mis hijos también lo serán y me da gusto la verdad que cuando tengan sus dudas o problemas van a venir a mi por consejos.

MI Abuela es la mejor, con ella tenemos una relación muy especial, por sobre el ñuñoqueo típico de los tatas.
Yo fui la primera nieta de todos mis primos, cuando eramos chicos e ibamos al colegio en la tarde pasábamos las mañanas con ella y cuando llegué a la adolecencia y me agarraba con mis padres me escapaba donde ella, por semanas o incluso meses.

Mi Samuelito tiene esa conexión con su abuela y me alegra mucho, es algo que hay que promover y no como alguna gente tonta ponerse celosa.

Este mismo fin de semana está en casa de ella, le dije que no podía viajar con ellos y él quería ir, así que se fue en bus, por segunda vez en su vida.

Desde Tiberias a Haifa es cerca de una hora de viaje pero no es un viaje menor, me emociono cuando veo lo grande que está mi bebé y se le extraña en casa aunque sea un día el que no esté, pero para él es lo mejor.

Además le comprendo, como hermana mayor en mi casa paternal, yo escapaba del ruido de mis dos hermanos y la casa en general y me refugiaba en la casa de mi Mamá Ruth, nunca le dije abuela, siempre le dije mami, y bueno mi Samuelito hace el mismo, sus hermanos son unos revoltosos, también nosotros los papás le debermos molestar y con mi mami tiene su espacio especial y silencioso que no puede tener acá.

En fin, en mi opinión estamos muy bien, es más nos queremos acercar y vivir lo más a la mano posible, y sería todo aunque en mis sueños me traigo a mi hermano y sobrinita para completar el choclón, porque no hay como estar en familia.

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